Benjamín Vicuña Mackenna, quien fue nombrado Intendente de Santiago en 1872 por el Presidente liberal Federico Errázuriz Zañartu, tenía por funciones el gobierno y administración de la Provincia de Santiago, que por ese entonces comprendía a la ciudad-capital y a una serie de departamentos de carácter principalmente rural.
Asumió su nuevo cargo con gran entusiasmo. Quería transformar Santiago en "el París de América", idea que venía fraguando desde su juventud, cuando recorrió parte de Norteamérica y Europa durante sus años de exilio. Su objetivo era modernizar y regenerar la ciudad.
Realizó diversas diversas tareas de modernización que llevó a cabo durante su mandato, las que se pueden ver en los libros que publicó, en el registro fotográfico y la colección patrimonial que alberga el Museo Benjamín Vicuña Mackenna.
Vicuña Mackenna pensaba que Santiago era una "ciudad doble", pues estaba dividida social y moralmente. Por ello, su objetivo era lograr una regeneración del pueblo.
Para mejorar la ciudad enferma, el intendente contaba con una visión moralizadora y con la certeza de que en esta tarea era vital el mejoramiento del espacio público.
De allí la realización de proyectos emblemáticos para él, como el Paseo de Santa Lucía y el Camino de Cintura, la búsqueda de nuevas fuentes de agua y de otras importantes obras contenidas en su Proyecto de transformación de Santiago.