La juventud de Benjamín Vicuña Mackenna se caracterizó por la fuerte impronta que dejó en él su padre, Pedro Félix Vicuña, de quien heredó el gusto por la lectura, la escritura y el periodismo, además de un marcado interés por la política. A sus 18 años, Vicuña Mackenna ya se mostraba como un joven de profundas convicciones liberales, que no temía expresar públicamente su oposición al régimen conservador que gobernaba el país desde 1831, hecho que le valió más de una controversia pública durante sus años de estudiante.
Primeras actuaciones políticas
En 1850 se integró a la Sociedad de la Igualdad y, a partir de entonces, participó en diversos grupos y acciones políticas, algunas de ellas subversivas, como el «motín de Urriola» en abril de 1851 y la insurrección en provincias del norte y sur del país, a fines de ese mismo año. La aspiración que impulsaba estas acciones era la de cambiar la autoritaria Constitución de 1833 e impedir la elección del candidato presidencial que representaba la continuidad de la administración Bulnes: el exministro Manuel Montt. Desempeñándose ya como secretario, ya como periodista, editor o, incluso, emisario entre los líderes del alzamiento, el joven rebelde dio muestras en todas estas circunstancias de un carácter decidido y audaz.
Sin embargo, tanto el mencionado motín como la revolución de 1851 fueron duramente reprimidos por el Gobierno, y sus perpetradores, detenidos o perseguidos. El propio Vicuña Mackenna fue apresado -al igual que su padre y sus hermanos- y condenado a muerte, destino que logró sortear escapando de la prisión. Convertido en prófugo de la justicia, a inicios de 1852 debió partir al exilio, iniciando un extenso periplo de tres años, que lo llevaría a Estados Unidos, Inglaterra y Francia, entre otros países.
Retorno a Chile y participación en la guerra civil de 1859
En 1855, cuando las aguas parecían haberse calmado, Vicuña Mackenna regresó al país. Aunque se mantuvo alejado de la escena pública por un par de años, el exilio no había menguado su interés por la cuestión política. Ya convertido en abogado, se acercó a una nueva generación liberal -integrada, entre otros, por el destacado diputado y empresario Manuel Antonio Matta-, con quienes volvió a alzar la voz a favor de las libertades civiles y en contra del presidente Manuel Montt.
Bajo la dirección de Vicuña Mackenna, en 1858 comenzó a circular el periódico La Asamblea Constituyente, punzante medio que se alzó como portavoz de este grupo de opositores. Los llamados a la insurrección propagados a través de sus páginas le significaron al novel abogado ser nuevamente arrestado junto a otros integrantes del movimiento en diciembre de 1859, poco antes de que estallara la guerra en el norte del país.
Durante los tres meses en que permaneció recluido -e imposibilitado de otorgar cualquier tipo de apoyo a las huestes opositoras-, escribió varias obras de corte histórico, además de su Diario de prisión. A las pocas semanas fue enviado a Valparaíso y expulsado del territorio nacional. Su retorno se produciría recién hacia 1863, año que marcaría el inicio de una nueva etapa en su vida pública, esta vez desempeñando altos cargos oficiales.
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