Paisajes de altura: las intervenciones de Vicuña Mackenna
Paisajes de altura:
las intervenciones de Benjamín Vicuña Mackenna en el Cerro Santa Lucía de Santiago y las montañas del Cajón del Maipo
Las fotografías del siglo XIX nos permiten reconocer la intervención humana en paisajes que, de tan asentados, nos parecen hoy naturales. Movidas por la fe en el progreso y el ímpetu de Benjamín Vicuña Mackenna, las montañas del Valle de Maipo pasaron a ser una fuente de agua para Santiago y el peñón del Santa Lucía se convirtió en un parque mirador de la capital.
Ante una naturaleza casi por completo reformulada por la especie humana, ¿es posible afirmar que un río, un valle o un cerro sean obra de un solo hombre? Si concebimos una respuesta afirmativa, podríamos decir que Benjamín Vicuña Mackenna, intendente de Santiago de Chile en los primeros años de 1870, fue el “autor” del cerro Santa Lucía ubicado al centro de la capital y también del Valle del Yeso, una de las depresiones del Cajón del Maipo, al suroriente de esta ciudad. El primero pasó, gracias a su impulso, de ser un promontorio rocoso, cantera, fuerte militar abandonado, cementerio y basural, al notable parque fundado en 1874, origen del pulmón verde de la ciudad que conocemos hoy. El valle, por su parte, pasó de ser un lugar prácticamente inexplorado, a un inmenso embalse que, por medio del acueducto ideado por el intendente en 1873 (y que recién comenzó a ser construido, con variaciones, a comienzos del siglo XX), aumentó la disponibilidad del agua para la ciudad que crecía a los pies de la cordillera.
Si, en cambio, nos resistimos a concebir las intervenciones humanas de un espacio natural -inmensas remociones de tierra, desvíos de cursos hídricos, variaciones de fauna y flora, etc.- como (re)creaciones, tenemos por lo menos dos libros que inscriben a Vicuña Mackenna como autor de estas empresas. Se trata del Álbum del Santa Lucía, lo que es i lo que debería ser: segunda memoria de los trabajos ejecutados desde el 10 de septiembre de 1872 al 15 de marzo del presente año (Santiago: Imprenta de la Librería del Mercurio: 1874) y Esploración de las Lagunas Negra i del Encañado en las Cordilleras de San José i del Valle del Yeso... (Valparaíso: Imprenta La Patria, 1874). Estas obras guardan registro de la metamorfosis de dos lugares a gran escala, intervenciones antrópicas que construyeron un paisaje que hoy se nos presenta como si siempre hubiera sido así.
De la tierra al libro
Ambos libros constituyen un ejemplo de la vocación editorial que caracterizó a Vicuña Mackenna, prolífico escritor. Un número limitado de los ejemplares impresos incluyó fotografías pegadas en cartones, convirtiendo cada volumen en un valioso objeto de colección. En el álbum del Santa Lucía figuran las tomas realizadas por el fotógrafo francés Emile Garreaud (y probablemente otros miembros de su estudio), que documentan en detalle la transformación del cerro en parque. El libro de la exploración cordillerana nos ofrece el registro visual tomado por el lente del fotógrafo chileno Francisco Luis Rayo, que se acompaña de un relato escrito por el propio Vicuña Mackenna como si de un diario de viajes se tratara, además de estudios de viabilidad de las obras, realizados por agrónomos e ingenieros que formaron parte de la comitiva exploratoria.
Tanto las inmensas obras como los libros que las registran pueden ser leídos hoy como documentos de la relación entre la naturaleza y la cultura, entendiendo a la primera como todo aquello que antecede y existe sin la intervención humana y, a la segunda, como un término rápido para designar la compleja trama de vínculos espaciales y temporales tejida por los humanos entre sí y con todo lo que nos rodea. Para la segunda mitad del siglo XIX, la relación entre naturaleza y cultura concebía obras públicas de gran escala, se guiaba por los principios del higienismo y de la industrialización, asumiendo la naturaleza como una fuente de recursos para alcanzar el progreso. Conocer estas obras y observar los libros que las inscribieron permite recuperar un episodio de la historia de las políticas de expansión urbana; también nutrir nuestro conocimiento de la historia local de la cultura visual y de imprenta de la época. Permite, además, repensar la relación entre cultura y naturaleza en los términos que impone la contemporaneidad: crisis de los ciclos hídricos, colapso urbano, privatización de la infraestructura pública… Las imágenes y los textos de estos libros están ahí para reponer la dimensión histórica de estos paisajes de altura y abrir una interrogación sobre la noción misma de progreso.
Catalina Valdés E. (México 1979). Historiadora del arte chilena. Doctora en Historia del Arte por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Francia, en cotutela con el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín, Argentina. Su principal línea de investigación es la historia del arte y de la cultura visual de los siglos XIX y XX en Latinoamérica. Se interesa particularmente en las representaciones visuales de la naturaleza y los cruces entre imagen y ciencias naturales.
Para conocer más sobre estas obras
Alamiro ÁVILA “Diez libros chilenos del siglo XIX ilustrados con fotografías” en, Biblioteca del Congreso Nacional. Homenaje a Guillermo Feliú Cruz. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1973.
Hernán RODRÍGUEZ. Fotógrafos en Chile durante el siglo XIX. Santiago: Centro nacional del patrimonio fotográfico, 2001.
Hernán RODRÍGUEZ. “Benjamín Vicuña Mackenna y el paseo del Santa Lucía” en, Rodrigo Pérez de Arce. La montaña mágica: el cerro Santa Lucia y la ciudad de Santiago. Santiago: Ediciones ARQ, 1993.
Sebastián ESCOBAR (ed.) 180 años Sociedad del Canal de Maipo 1827-2007. Santiago: Asociación de canalistas Sociedad del Canal de Maipo, 2007.