Retrato de Victoria Subercaseaux
Óleo sobre tela que retrata a Victoria Subercaseaux, esposa y prima de Benjamín Vicuña Mackenna. Esta obra fue realizada por el pintor Aristodemo Lattanzi Borghini, quien nació en Roma en 1884 y llegó a Chile a los 5 años en compañía de su padre, el arquitecto Giacomo Lattanzi. En 1899 ingresó a la Escuela de Bellas Artes donde fue alumno de Guillermo Córdova y Pedro Lira. Además, fue el encargado de la decoración completa de la Basílica del Salvador y del Palacio Edwards.
Victoria Subercaseaux, según sus amigos, era "alta, esbelta, plena de supremo encanto espiritual y de elegancia física, sus ojos esplendían de gracia, interiormente iluminados por aquel espíritu latino que en sus labios cobrara aspectos geniales".
Después de la muerte de Vicuña Mackenna, en 1886, vivió consagrada a su memoria, y a la defensa de los derechos del pueblo. Procuró seguir los caminos de su marido manteniendo el mismo sentido americanista. Defendió los intereses morales y económicos de obreros, campesinos y soldados de la guerra del Pacífico. Los veteranos del 79 agradecieron su labor y cada 25 de enero, en el aniversario de la muerte de VM, junto a sus familiares, iban en romería a la tumba del prócer y pasaban a saludarla.
Cuando murió su hijo Benjamín, Victoria Subercaseaux se sumió en una gran congoja, lo que la llevó a efectuar sesiones espiritistas en su hogar de Santiago, para poder comunicarse con su hijo a través de una médium, tal como se cuenta en el número 133 de la Revista de Estudios Psíquicos, en 1914, donde se informó de exitosas sesiones celebradas "en casa de una distinguida señora de Santiago", con "personas de lo más honorable de nuestra sociedad", cuyo propósito era "consolar a una madre que lloraba la pérdida de su hijo".
Victoria Subercaseaux falleció el 4 de marzo de 1931, víctima de un cáncer. Su fallecimiento dio ocasión a un enorme homenaje público. El 5 de marzo sus restos fueron llevados al cerro Santa Lucía, en un gran cortejo, escoltada por los veteranos de la guerra del Pacífico. El escritor Angel Custodio Espejo, pronunció un discurso donde mencionó que "era una de las más grandes figuras femeninas que ha producido Chile y de seguro jamás la sociedad chilena volverá a tener un producto de tan rara y exquisita selección. Los moldes en que puede forjarse una mujer semejante ya se han roto para siempre entre nosotros".
Fue enterrada junto a las cenizas de Vicuña Mackenna y de su hijo Benjamín, en la ermita del cerro Santa Lucía.